Hace un año...

Hace un año por estas fechas, aproximadamente, hacía acto de aparición en las librerías mi primera novela "La Inconquistable". De hecho, la primera vez que la vi en papel fue en la librería Gigamesh el día 31 de diciembre.


¿Quién me lo iba a decir? Tras muchos años escribiendo, finalmente una de mis novelas era publicada gracias a la editorial Autores Premiados, que apostó por ella, lo cual agradezco de todo corazón. Gracias a ella he podido cumplir durante este año muchos sueños: hacer mis primeras presentaciones, firmar libros durante el día de Sant Jordi en mi ciudad, en la Feria del Libro de Madrid o asistir a la Hispacon en Granada no hace mucho. ¡Incluso estar nominado a los premios Ignotus 2015 a la mejor novela! Eso me ha permitido también conocer nuevas gentes, algunas de las cuales ya considero amigos, unidos por la literatura y nuestro amor a la escritura.

"La Inconquistable", que sigue surcando los mares buscando puerto en el otro lado del océano, ha sido un punto de partida, de inflexión, al que gracias a mis familiares y amigos se le ha dado color y vida.

Por eso, ahora que está a punto de iniciarse un nuevo año, quiero anunciaros que tras "La Inconquistable" ya aparece en el horizonte un nuevo proyecto que dará a luz a principios de este 2016, un proyecto al que le tengo un cariño especial por diversos motivos. Pronto vais a saber de él, pues como la propia Editorial Hermenaute ha anunciado en su Facebook, ya formo parte de sus autores. 

Así pues, espero que, como yo, estéis llenos de nuevos proyectos para el 2016 y deseo que estos se hagan realidad. Pronto el reloj comenzará a dar las campanadas, y la consabida tradición de las 12 uvas harán que recibamos la llegada de un nuevo año. No puede haber nada mejor que tras 365 días, podamos volver a comentar todos juntos: Hace un año... y que nuestros sueños se hayan cumplido.

Salud y felicidad para todos. ¡Feliz año nuevo!




El resurgir de la fuerza

Y sí, finalmente pude ir a ver Star Wars Episodio VII, sorteando los spoilers que surcaban los bytes de las redes y tras tragarme de un tirón los seis episodios anteriores.

Soy un fan acérrimo de la serie. Considero que la primera trilogía ha sabido aguantar perfectamente el paso de los años, especialmente si se compara con algunos otros films ochenteros que aún guardo en mi corazón, pero que reconozco que han sido maltratados por las nuevas tecnologías y una forma de vivir el cine que es muy diferente. El Episodio IV, el Star Wars original, es una película que, por muchas veces que veo, sigue gustándome igual que la primera vez. Ese ataque de los X-Wing introduciéndose en el estrecho pasillo de la Estrella de la Muerte es incomparable. Sigue poniéndome los pelos de punta.

En cuanto a la segunda trilogía, reconozco que no soy tan puritano como para descartarla, como muchos otros fans y detractores. Me gustan, me entretienen y cierran un círculo que, especialmente en La venganza de los Sith considero bien resuelto. Siniestra, oscura, a pesar de sus defectos, es la que más me gusta de esa etapa.

¿Y qué puedo decir del Amanecer de la Fuerza, el Episodio VII? Pues que hemos disfrutado casi tanto como con la primera Star Wars. De acción inmediata, rápida y con efectos especiales magníficos, ha sido como revisitar el primer episodio de la primera trilogía pero en el siglo XXI. 
J.J. Abrams no me decepcionó con su incursión en el universo Star Trek y tampoco lo ha hecho con el de Star Wars. Ha sabido captar la esencia de la Guerra de las Galaxias y la ha dotado de nuevos personajes para repoblar el universo de la saga. El personaje principal Rey está muy logrado, y me ha sorprendido gratamente tanto el de Finn como el del nuevo piloto Poe Dameron, de los que no esperaba tanto. BB8 sustituye con facilidad al añejo pero siempre en nuestra memoria R2D2, y los nuevos integrantes del lado oscuro son bastante solventes. En especial el de Kylo Ren con sus dudas metafísicas derivadas del poder de la Fuerza. 

Ahora bien, es en el hecho del relevo generacional donde las emociones han sido más evidentes. Ver de nuevo a Han solo (Harrison Ford) pilotar el Halcón Milenario es volver casi cuarenta años atrás en tu vida, en tu historia. Y como hizo en Star Trek, Abrams ha sabido encontrar el punto nostálgico adecuado a la película. Nuevos personajes tomando el relevo de los antiguos. Diez años atrás nos hubiéramos dado con un canto en los dientes para verlo venir. Y ahora lo tenemos aquí.

Es cierto, como he leído en varias críticas, que es menos sorprendente de lo que quizás se esperaba, o que algunos personajes como el de la Capitana Phasma están desaprovechados, pero el último giro que se muestra en pantalla nos pone en antecedentes de una nueva película que ya estamos deseando ver y que, esperamos, solvente poco a poco estas pequeñas deficiencias. 

Y es que la película no engaña. Es entretenimiento puro y duro. Y eso es lo que buscaba. Nada más y nada menos. Tan solo volver a disfrutar con el universo Star Wars en pantalla grandes sin salir decepcionado. Y Abrams lo ha conseguido, en mi humilde opinión.