Pétalos de acero

Es difícil describir lo que se siente cuando nace una nueva novela. No ya cuando realmente nace, en ese momento en que fluctúa entre tus neuronas buscando un lugar por el que escapar, sino cuando toma forma, se hace tangible. Es en ese momento cuando reflexionas y recuerdas lo que has disfrutado documentándote, escribiéndola, luchando contra tus propios personajes que se han dejado hacer, o que han hecho que les hagas, hasta moldearse en una historia con pies y cabeza, una historia de las de antes pero con el toque actual de la revisitación a los géneros.

Pétalos de acero se ha convertido en mi segunda novela, apenas un año después de la publicación de La Inconquistable de manos de la Editorial Autores Premiados. Y no puedo es tar más orgulloso de eso. En este nuevo proyecto he plasmado muchos de mis gustos, he descubierto la historia de una ciudad, he convivido con una época del pasado que siempre me ha provocado curiosidad y la he dado la vuelta, convirtiéndola en una aventura que emula a las obras del maestro Julio Verne, a las novelas policíacas de Maurice Leblanc con su Arsène Lupin, o a los relatos folletinescos decimonónicos de Paul Féval o Eugène Sue. Un nuevo giro de tuerca mezclado con pellizcos de esa ciencia ficción vintage que es el Steampunk. Todo ellos agitado en la coctelera y voilà!.


Cuando Lluís Rueda, mi editor en Hermenaute, me dijo que quería publicarla, bueno, no me lo podía creer. ¿Por qué? Pues por la extensión. No quise limitarme a ninguna frontera invisible. Quise escribir lo que quería y llegar hasta donde la historia me llevase. Y así lo hice. Sin embargo, las 546 páginas en las que ha quedado la novela no parecieron ser un serio problema para Hermenaute. Por no hablar de la ilustración que Aina Albi ha realizado para la obra, recogiendo con su elegante estilo la idea básica de la novela y convirtiendo su cubierta en una pequeña maravilla. Debo agradecerle su impecable trabajo, estoy obligado a hacerlo.

Ahora, la novela está a punto de salir de imprenta. El bebé está a punto de nacer. Y con ganas espero el tenerlo entre los brazos para poder acunarlo. Pétalos de acero es un reflejo fidedigno de aquel momento de la historia, a la nostra terra, a Catalunya, a Barcelona, realizado con rigor y cariño. Un reflejo fidedigno hasta en el más nimio detalle, aunque sometido a un torbellino de imaginación y fantasía. 

Solo falta que a vosotros, los lectores, os guste. Mi intención es buena. Y la editorial ha hecho un más que excelente trabajo. Así pues, todo queda en mis manos. Y espero no haberme equivocado.

Podéis encontrar la novela en preventa en la propia editorial hasta el 6 de marzo. Y luego... ¡a las librerías y en formato electrónico!

¡Feliz Exposición Universal!  ¡Feliz 1888!

Aquí podéis comprarla en preventa, con un 5% de descuento y con gastos de envío gratis hasta el 6 de marzo: Pétalos de acero


Pesadillas

Acabo de ver la película Pesadillas, basada en los libros de R. L. Stine y reconozco que me ha gustado. No es un peliculón, pero sí una de esas películas de la que no esperas demasiado y que, sin embargo, resulta mucho más entretenida y familiar de lo que parece a primera vista. Y eso que a mí, particularmente, no me hace mucha gracia el actor principal Jack Black. No obstante, el universo de Stine está perfectamente retratado y reproducido. Y es que, de hecho, la serie Pesadillas (Goosebumps en su inglés original) ha sido, sigue siendo y probablemente lo seguirá siendo, un fenómeno mundial. De hecho, en la misma película se hace referencia a que el autor ha vendido más de 400 millones de ejemplares... Y es cierto. Yo conocí sus libros y diferentes colecciones cuando mi hijo comenzó a devorarlos cuando tenía nueve o diez años. Le entusiasmaban. Leía casi dos por semana, a tal velocidad que, en alguna ocasión, se quedaba frustrado de que la continuación de una de las historias no hubiera sido publicada todavía.

Pues debo reconocerle al señor Stine que, si consigue fomentar la lectura de los niños y adolescentes, convirtiendo sus historias de miedo (que no de terror) en una forma de introducirlos en el fabuloso mundo de la lectura, chapeau! El Stephen King de la literatura infantil, nombre con el que suele conocérsele, encontró el don para captar la atención de los niños y, algo aún más difícil, mantenerla para que continúen leyendo un libro de más de cien páginas. Ya les gustaría a muchos haberlo logrado.

Así pues, igual de recomendable que sus libros, en los cines podéis ver la película, cuyo protagonista es el propio R.L.Stine enfrentado a los monstruos que él mismo ha creado, acompañado por un impecable grupo de actores adolescentes que no se hacen insufribles, algo que es muy de agradecer. A vuestros hijos les encantará y los padres podrán aguantarla sin problema. Ah, por cierto, premio para el que encuentre el pequeño y gracioso cameo del verdadero Stine en la película.